Dice un proverbio que “los ojos son el espejo del alma” y nuestras pupilas son ventanas con acceso directo a nuestro corazón, ¿será eso cierto?
Comencemos hablando anatómicamente. La pupila es la parte obscura y central del iris que se abre para permitir la entrada de la luz en nuestro ojo, la cual está completamente cubierta por la córnea.
Un estudio de European Institute for Health Care dice que, cuando las pupilas se dilatan por medio de nuestras emociones se debe una acción completamente involuntaria controlada por el sistema nervioso autónomo, ya que la pupila es el canal transmisor de las emociones y los sentimientos, por lo que el cuerpo reacciona con la expansión notoria y clara de estas.
Imagen de: Centro Oftalmológico Integral
¿Pero todo se trata de emociones?
El brillo de los ojos que se genera, según la clínica oftalmológica Tecnolaser Clinic Vision, se debe a micro-expresiones que el cuerpo emite ante situaciones de desagrado o agrado, como por ejemplo sentimientos de alegría, pena, miedo y amor.
Pero resulta que las pupilas también se pueden dilatar cuando tenemos alguna sobrecarga mental, algún daño en el cerebro, por dolor, consumo de drogas, o incluso por alguna enfermedad visual; así que no todo se trata de sentimientos.
Por lo que si notas que tus pupilas permanecen dilatadas con frecuencia, te invitamos a comunicarte con alguno de nuestros oftalmólogos especialistas para asegurarte de que tus ojos y visión están a salvo.